miércoles, 5 de abril de 2017

SAVIA NUEVA SOBRE LA ARENA DE CERROPELADO

Ayer pudimos pasar otra espléndida tarde de toreo en la Finca de Cerropelado. Las Núñez del Cuvillo de D. Iñigo Garzón volvieron a demostrar el estado en que se encuentra este Hierro ganadero en la actualidad.
El torero invitado fue Emilio Huertas, torero ciudadrealeño que el próximo día veintidós se vestirá de luces en la  singular Plaza de Toros de Santa Cruz de Mudela.
Bien estuvo de nuevo el señor ganadero, el cual nos hizo disfrutar con ese toreo campero al que nos tiene acostumbrados, poco a poco fue sometiendo a las becerras que lidió hasta conseguir esa embestida dulce y larga que le exige a sus reses.









Se tentaron cuatro becerras que salieron extraordinarias, pero hay que destacar la tentada en segundo lugar por la importancia que tuvo todo lo que se le hizo, una becerra que trasmitió mucho y a la que había que hacerle las cosas muy bien hechas si querías torear la a placer como así hizo el torero de Santa Cruz de Mudela. Toreo pausado, templado y largo el de Emilio Huertas, un toreo lleno de aroma y sabor que llegó a arrancar los “bien” de todos los presentes.






Todo esto escrito, aquel quien me sigue le es sobradamente conocido, por eso hoy quiero hablar de la importancia que tienen también estas tareas camperas para aquellos chavales que han puesto todas sus ilusiones en ser toreros.
Ayer pudimos ver a dos chavales, uno de cortísima edad, su nombre es Adrián, es de Albacete, todo un niño pero con una cabeza de hombre, en su sitio, torero, educado con todos los presentes, sabiendo estar en la plaza, sabiendo dirigirse al señor ganadero tanto antes como después de ponerse delante de las becerras. Adrián estuvo sensacional todas y cada una de las veces que se puso ante las becerras, supo escuchar los consejos del maestro Huertas y su estilo, perdónenme la comparación pero si no lo pusiera así mentiría, en los pases de pecho del final de cada tanda me recordó al “maestro del temple”, si claro, lo han acertado al genial, único e incomparable torero albaceteño Dámaso González, se nota aún después de tantos retirado que el maestro es aún ejemplo de muchos de estos jóvenes chavales que empiezan ese camino tan duro que en su día también anduvo en estas tierras el grandioso Dámaso.






Por otra parte estuvo otro joven chaval de Écija, tierra del grandioso Jaime Ostos, otro torero del que muchos chavales deberían tomar ejemplo como el nombrado anteriormente. Se llama Primitivo López “El Primi”, le vi cositas muy interesantes a este joven ecijano, pero para mi forma de ver o de creer que debe ser una de las virtudes principales en un principiante, es la de saber escuchar. “El Primi” como es lógico en cualquiera que empieza una profesión se tienes sus fallos o más bien que fallos, se tiene una idea de ver las cosas, en esto del toro, quien sabe de esto, desde fuera ve mucho más claro lo que cada animal va pidiendo y es cuando entra la voz del profesional encaminándole y diciéndole como debe colocarse, cuando debe cruzarse, donde debe poner la muleta, si aquí, si allá, si más atrasada, si más adelantada, si solo viene con la voz, si hay que darle un toque de muleta suavito, hay que aguantarla, templarla, acompasar la embestida y llevarla hasta el final para volverse a colocar y comenzar de nuevo o ligar si a estas alturas de la lidia el animal lo permite, en fin, tantas y tantas cosas a la vez hay que pensar que en mi opinión es voz desde fuera del ruedo en importantísima.
“El Primi” supo escuchar, afinó muy bien el oído y en consecuencia vimos unas tandas primorosas por ambos pitones con sentimiento y verdad. Aún estoy recordando la ilusión de este joven comentando que ha sido la ganadería donde más le han dejado torear, haciéndole una faena entera a cada becerra de las que se puso delante, eso, dice mucho del señor ganadero y como no, del momento que como he dicho se encuentra este Hierro, el cual permite a todo aquel que se pone delante, disfrutar y sentirse torero.






También resaltar los momentos de sabor y torería de Francisco Tornay entrenando en la suerte de banderillas y la perfecta lidia sin dar un solo capotazo del conocidísimo Manolo Peña, grandioso torero de plata sevillano ya retirado. Así como el buen hacer sobre el caballo, importantísima labor campera de Santiago Sánchez Rabadán, sensacional picador de toros.














 





Y esto fue todo amigos, antes del próximo tentadero estaremos en otras tareas camperas donde también disfruta el aficionado e informaremos para el nuevo aficionado o al menos avezado para que conozca de estos menesteres, un saludo a todos amigos.